Hay algo en caminar, en mirar las cosas con otros ojos, en detenerse un instante a develar los secretos de las cosas. Algo que siempre me ha apasionado y me seguirá apasionando, perderse en los detalles, en las cosas mismas. Esa capacidad de asombro no es sencilla, definitivamente tiene que ver con el arte y particularmente con una manera profunda de mirar la vida, extremadamente profunda. Magnífica es la libertad espiritual del solitario, sus pensamientos se convierten al instante en figuras; para el que piensa no hay distancias. Pasado y presente reaniman por igual al solitario.
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