lunes, 5 de diciembre de 2016
viernes, 4 de noviembre de 2016
miércoles, 26 de octubre de 2016
Salas de Lectura
La Sala de
Lectura “Julio Cortázar” se encuentra en Armería, un municipio costero del
estado de Colima, por cierto, el municipio más joven. Por una autopista
escoltada a tramos por palmeras se llega a Armería, paso obligado –aunque sea
de paso- para quienes viajan hasta Manzanillo viniendo de Colima –la capital-,
o desde Guadalajara, la metrópoli vecina.
Armería es
un lugar donde se combinan las casas construidas con material de extracción
minera y las casas y enramadas donde predomina el material propio de la región
como son las palmeras. Es considerado uno de los municipios más pobres y
desfavorecidos por la cultura, pues pocos se asoman a este caluroso rincón
ocultado entre los cerros, y pocas manifestaciones culturales y artísticas lo
consideran como escenario.
Mi vida ha tenido una relación con este
punto geográfico y por su puesto con los libros y la lectura, a mí me ha
gustado leer, si bien comencé leyendo los materiales incluidos en los libros de
texto gratuitos, la escuela no fue la única alternativa para acercarme a la
lectura. Por tal motivo, sé que otros lugares son posibles, como una Sala de
Lectura que ofrezca lo que en casa por diversos factores no lo son.
Leer es una actividad a la que estuve
vinculada desde la infancia en el seno familiar. Desde que recuerdo en mi
niñez, en casa se compraba el periódico a diario y cada día se leía. Había
libros diversos de los cuales nunca me detuve a ver sus títulos, pero ya sabía
lo que eran: libros, y me refiero a que eran distintos a los que llevaba en la
escuela primaria; comparto esto porque sé que hay jóvenes de Armería que no
conocen más libros que los de las asignaturas de su escuela, que nunca han
comprado, les han regalado, o prestado un libro.
Eventualmente en casa se compraban libros para
niños, con la intención de que los leyera y era divertido abrir sus páginas y
ver dibujos y leerlos, a lo que en aquel tiempo era mi madurez lectora. Ya en
la etapa de adolescencia mi contacto con
libros era más frecuente y eran libros más pesados, es decir, ya abundaba la
presencia de texto y eran historias o temas diversos.
En el ámbito escolar tuve maestros que
influyeron en la formación de mi hábito por la lectura; y ahora como mediadora
es mi objetivo, tener el espacio y generar el contacto entre los lectores y los
libros para que suceda al magia de este programa; no todos tuvieron la misma
oportunidad de interactuar con libros a edad temprana, por lo tanto si a un
adolescente le llama la atención un libro álbum o infantil, respeto su gusto
porque quizás no vivió esa experiencia en su infancia y tiene derecho de
hacerlo ahora que los tiene a su disposición.
La lectura en sí misma es buena, se conocen
historias, otros lugares, otras vida, y lo más importante y sencillo, la
lectura te llena de humanidad; pero lo que viene a complementar tu actitud y
respeto hacia ella, es conocer otros lugares, otros contextos, pues se empiezan a relacionar ideas, lugares
y los nombres de los autores van ganando un lugar en nuestra memoria, el
estilo, la temática, como pinceladas que cada libro trae en sí para el lector.
Los libro y textos en
general guardan historia, lugares, valores, personas que cobran vida cuando la
vista se sobrepone en cada línea. Leer los
libros, conocer a los escritores, estar en el lugar donde se desarrolló algún
capítulo o toda la novela, o estar en la tierra natal del escritor te acerca
más, te provoca sensaciones que pudieron haber motivado o inspirado esa novela,
ya sea que un libro te lleve a estar en aquel lugar que sólo conociste por medio
de las letras, o que lo escrito te incite a llegar a ese espacio geográfico
real. Con la visita frecuente a la Sala de Lectura, busco provocar esas
sensaciones, de que quieran leer, salir a seguir su lectura de la vida, de
interpretar nuevos horizontes, y no verse limitados por su espacio geográfico,
por lo que ellos llaman destino.
En mi actual etapa como lectora y mediadora
me interesa asistir a conferencias, talleres, cátedras y encuentros donde se
compartan temas que versan de experiencias literarias, como las Salas de Lectura,
que son estos espacios creados para tal fin.
Los buenos lectores no son sólo los que comprenden más y mejor los
textos que leen, sino los que sienten placer y gusto por la lectura. Por eso la
intención de promover en los estudiantes el acervo de Salas de Lectura, que les
permita interpretar y comprender autónomamente los diversos textos y contagiar,
provocar ese descubrimiento del placer por la lectura, de una manera libre, que
responda a sus intereses en turno, o los ayude a descubrirlos apenas.
Actualmente, en mi labor diaria, me
encuentro con un selecto grupo de adolescentes que no gustan de la lectura, sin
embargo, es una habilidad inseparable de su formación académica. Ahora que
fusiono mi labor docente y de mediadora de lectura, los estudiantes viven la
lectura como les place y no bajo un estricto reglamento de biblioteca escolar,
los disfrutan y lo transmiten no sólo al interior del plantel, sino a la
familia y a la comunidad.
Generaciones de alumnos han pasado por la Sala
de lectura desde hace cinco años que fue inaugurada, fue en respuesta a una
necesidad de la única escuela secundaria de la cabecera municipal que evaluaba
la comprensión lectora y quería poner en práctica estrategias para fomentar el
gusto por la misma, pero sin el material primordial: los libros. No hay
lectores sin libros, no hay este reconocimiento ni respeto del libro como
objeto si no se tiene a la mano, no puede haber acercamiento a los libros si
están bajo llave.
Exalumnos siguen frecuentando la sala de
lectura, a pesar de que ya no estudian ahí, piden permiso para entrar y pedir
prestado un libro; cada día vivido dentro de la sala de lectura es único y son
experiencias exitosas, cito palabras de los usuarios de la sala “Julio
Cortázar”:
“Es como un
paraíso, cuando abrió la puerta y miré libros por todas partes no encontraba
cual agarrar para leer, yo leí el de cuentos de un minuto y está muy padre”.
“Muy bien
me alegraba cada que nos llevaba a la sala de lectura”.
“Es como un
rato donde te relajas y solo existen libros y estas relajada concentrada
quisieras leer muchos. lo mejor”.
“Que es el
mejor lugar donde podemos trasportarnos a mundos diferentes en tan solo abrir
un libro y leerlo, es el paraíso de libros”.
“Aprendías cosas nuevas solo con leer un libro, todo
viene en los libros”.
“Sinceramente
ahí era donde me des estresaba de todo, principalmente por el silencio y la
tranquilidad de todo y pues porque aunque no lo crea me encanta leer...”
“Es el
mejor lugar para así poder descubrir algo nuevo, es lo mejor, aprendes cosas
nuevas cosas o que no esperabas”.
“Sinceramente
me gustó mucho la sala de lectura, nunca había ido a leer a un lugar así ¡y me
gustaba cuando nos llevaba!”.
“Es la experiencia más hermosa e inolvidable, los libros
que leí me dejaron grandes enseñanzas”.
“Es un lugar muy padre en el que te la pasas a todo dar,
en el que puedes leer distintos libros muy interesantes y te la pasas divertido,
compartiendo lo que lees”.
“Es un
lugar en donde emprendíamos nuevos conocimientos y nuevos aprendizajes es un
lugar en donde empeñas tus conocimientos, ya no sales igual”.
Qué mejor
que estos breves testimonios que dan fe al cúmulo de experiencias exitosas e
inolvidables, dignas de compartir en otros territorios; y poder decir que en
los lugares menos imaginados y conocidos de Colima se lee, sí, tenemos lectores
y es gracias al Programa Nacional de Salas de Lecturas.
sábado, 22 de octubre de 2016
¿Qué es la hermosura?
Me pidieron que escribiera acerca de la hermosura, con una condición, no
puedo de mí, así que definiré de manera personal qué es la hermosura, aunque de
personal no tenga nada; ¿a qué obedece este preámbulo? Bueno, a que
inmediatamente pensé en ti, y puede haber, sin duda, algo de trampa, porque
mucho de mí está en ti.
La hermosura es… esto que estoy pensando pero no puedo nombrar porque es
más sentir, ¿qué siento? Siento placidez, siento todos los colores en un cerrar
de ojos, la hermosura es un abrazo cálido cuando impera el frío, la hermosura
es una palabra de tal poderío que cierra los ojos en un beso, es una luna que
creciente que brilla en un par de oscuros ojos, es el sorbo de café que se eterniza
en los labios, es la sonrisa que desvanece no un beso, tu beso.
La hermosura no inicia con ache, termina con ache e inicia con ese, con ese
no sé qué que qué sé yo. Pero tú sabes.
Esta vida tiene muchas líneas
Encarno tantas contradicciones como si yo misma fuese muchas y una al mismo
tiempo. Me habitan tantos lugares como si yo misma estuviese en todos y en
ninguno al mismo tiempo; como si yo misma fuese la suma de todos los paisajes.
He querido encontrar el sentido de mi ida, pues sin sentido no hay vida que
valga. Lo busco en un libro sin éxito alguno y así me paso a otro, y después otro…
emprendo un viaje y me pierdo en los detalles, en eso que algunos llaman
observar, trato de encontrar la salida, encuentro el sentido, y es la salida a
una autopista, con sentido contrario. Yo me pregunto y me respondo, refuto mis
respuestas, cambio la cuestión y me vuelvo a preguntar.
“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”,
dijo Cortázar. Y yo, libre como soy, gozo de plena casualidad que esta soledad
me obsequia. Yo, soy la pregunta misma.
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