lunes, 5 de diciembre de 2016

miércoles, 26 de octubre de 2016

Salas de Lectura

La Sala de Lectura “Julio Cortázar” se encuentra en Armería, un municipio costero del estado de Colima, por cierto, el municipio más joven. Por una autopista escoltada a tramos por palmeras se llega a Armería, paso obligado –aunque sea de paso- para quienes viajan hasta Manzanillo viniendo de Colima –la capital-, o desde Guadalajara, la metrópoli vecina.

Armería es un lugar donde se combinan las casas construidas con material de extracción minera y las casas y enramadas donde predomina el material propio de la región como son las palmeras. Es considerado uno de los municipios más pobres y desfavorecidos por la cultura, pues pocos se asoman a este caluroso rincón ocultado entre los cerros, y pocas manifestaciones culturales y artísticas lo consideran como escenario.
 
Mi vida ha tenido una relación con este punto geográfico y por su puesto con los libros y la lectura, a mí me ha gustado leer, si bien comencé leyendo los materiales incluidos en los libros de texto gratuitos, la escuela no fue la única alternativa para acercarme a la lectura. Por tal motivo, sé que otros lugares son posibles, como una Sala de Lectura que ofrezca lo que en casa por diversos factores no lo son.

Leer es una actividad a la que estuve vinculada desde la infancia en el seno familiar. Desde que recuerdo en mi niñez, en casa se compraba el periódico a diario y cada día se leía. Había libros diversos de los cuales nunca me detuve a ver sus títulos, pero ya sabía lo que eran: libros, y me refiero a que eran distintos a los que llevaba en la escuela primaria; comparto esto porque sé que hay jóvenes de Armería que no conocen más libros que los de las asignaturas de su escuela, que nunca han comprado, les han regalado, o prestado un libro.

Eventualmente en casa se compraban libros para niños, con la intención de que los leyera y era divertido abrir sus páginas y ver dibujos y leerlos, a lo que en aquel tiempo era mi madurez lectora. Ya en la etapa de adolescencia  mi contacto con libros era más frecuente y eran libros más pesados, es decir, ya abundaba la presencia de texto y eran historias o temas diversos.

En el ámbito escolar tuve maestros que influyeron en la formación de mi hábito por la lectura; y ahora como mediadora es mi objetivo, tener el espacio y generar el contacto entre los lectores y los libros para que suceda al magia de este programa; no todos tuvieron la misma oportunidad de interactuar con libros a edad temprana, por lo tanto si a un adolescente le llama la atención un libro álbum o infantil, respeto su gusto porque quizás no vivió esa experiencia en su infancia y tiene derecho de hacerlo ahora que los tiene a su disposición.
La lectura en sí misma es buena, se conocen historias, otros lugares, otras vida, y lo más importante y sencillo, la lectura te llena de humanidad; pero lo que viene a complementar tu actitud y respeto hacia ella, es conocer otros lugares, otros contextos,  pues se empiezan a relacionar ideas, lugares y los nombres de los autores van ganando un lugar en nuestra memoria, el estilo, la temática, como pinceladas que cada libro trae en sí para el lector.

Los libro y textos en general guardan historia, lugares, valores, personas que cobran vida cuando la vista se sobrepone en cada línea. Leer los libros, conocer a los escritores, estar en el lugar donde se desarrolló algún capítulo o toda la novela, o estar en la tierra natal del escritor te acerca más, te provoca sensaciones que pudieron haber motivado o inspirado esa novela, ya sea que un libro te lleve a estar en aquel lugar que sólo conociste por medio de las letras, o que lo escrito te incite a llegar a ese espacio geográfico real. Con la visita frecuente a la Sala de Lectura, busco provocar esas sensaciones, de que quieran leer, salir a seguir su lectura de la vida, de interpretar nuevos horizontes, y no verse limitados por su espacio geográfico, por lo que ellos llaman destino.

En mi actual etapa como lectora y mediadora me interesa asistir a conferencias, talleres, cátedras y encuentros donde se compartan temas que versan de experiencias literarias, como las Salas de Lectura, que son estos espacios creados para tal fin.  Los buenos lectores no son sólo los que comprenden más y mejor los textos que leen, sino los que sienten placer y gusto por la lectura. Por eso la intención de promover en los estudiantes el acervo de Salas de Lectura, que les permita interpretar y comprender autónomamente los diversos textos y contagiar, provocar ese descubrimiento del placer por la lectura, de una manera libre, que responda a sus intereses en turno, o los ayude a descubrirlos apenas.

Actualmente, en mi labor diaria, me encuentro con un selecto grupo de adolescentes que no gustan de la lectura, sin embargo, es una habilidad inseparable de su formación académica. Ahora que fusiono mi labor docente y de mediadora de lectura, los estudiantes viven la lectura como les place y no bajo un estricto reglamento de biblioteca escolar, los disfrutan y lo transmiten no sólo al interior del plantel, sino a la familia y a la comunidad.   

Generaciones de alumnos han pasado por la Sala de lectura desde hace cinco años que fue inaugurada, fue en respuesta a una necesidad de la única escuela secundaria de la cabecera municipal que evaluaba la comprensión lectora y quería poner en práctica estrategias para fomentar el gusto por la misma, pero sin el material primordial: los libros. No hay lectores sin libros, no hay este reconocimiento ni respeto del libro como objeto si no se tiene a la mano, no puede haber acercamiento a los libros si están bajo llave.

Exalumnos siguen frecuentando la sala de lectura, a pesar de que ya no estudian ahí, piden permiso para entrar y pedir prestado un libro; cada día vivido dentro de la sala de lectura es único y son experiencias exitosas, cito palabras de los usuarios de la sala “Julio Cortázar”:

“Es como un paraíso, cuando abrió la puerta y miré libros por todas partes no encontraba cual agarrar para leer, yo leí el de cuentos de un minuto y está muy padre”.

“Muy bien me alegraba cada que nos llevaba a la sala de lectura”.

“Es como un rato donde te relajas y solo existen libros y estas relajada concentrada quisieras leer muchos. lo mejor”.

“Que es el mejor lugar donde podemos trasportarnos a mundos diferentes en tan solo abrir un libro y leerlo, es el paraíso de libros”.

“Aprendías cosas nuevas solo con leer un libro, todo viene en los libros”.

“Sinceramente ahí era donde me des estresaba de todo, principalmente por el silencio y la tranquilidad de todo y pues porque aunque no lo crea me encanta leer...”

“Es el mejor lugar para así poder descubrir algo nuevo, es lo mejor, aprendes cosas nuevas cosas o que no esperabas”.

“Sinceramente me gustó mucho la sala de lectura, nunca había ido a leer a un lugar así ¡y me gustaba cuando nos llevaba!”.

“Es la experiencia más hermosa e inolvidable, los libros que leí me dejaron grandes enseñanzas”.

“Es un lugar muy padre en el que te la pasas a todo dar, en el que puedes leer distintos libros muy interesantes y te la pasas divertido, compartiendo lo que lees”.

“Es un lugar en donde emprendíamos nuevos conocimientos y nuevos aprendizajes es un lugar en donde empeñas tus conocimientos, ya no sales igual”.


Qué mejor que estos breves testimonios que dan fe al cúmulo de experiencias exitosas e inolvidables, dignas de compartir en otros territorios; y poder decir que en los lugares menos imaginados y conocidos de Colima se lee, sí, tenemos lectores y es gracias al Programa Nacional de Salas de Lecturas.

sábado, 22 de octubre de 2016

¿Qué es la hermosura?

Me pidieron que escribiera acerca de la hermosura, con una condición, no puedo de mí, así que definiré de manera personal qué es la hermosura, aunque de personal no tenga nada; ¿a qué obedece este preámbulo? Bueno, a que inmediatamente pensé en ti, y puede haber, sin duda, algo de trampa, porque mucho de mí está en ti.

La hermosura es… esto que estoy pensando pero no puedo nombrar porque es más sentir, ¿qué siento? Siento placidez, siento todos los colores en un cerrar de ojos, la hermosura es un abrazo cálido cuando impera el frío, la hermosura es una palabra de tal poderío que cierra los ojos en un beso, es una luna que creciente que brilla en un par de oscuros ojos, es el sorbo de café que se eterniza en los labios, es la sonrisa que desvanece no un beso, tu beso.


La hermosura no inicia con ache, termina con ache e inicia con ese, con ese no sé qué que qué sé yo. Pero tú sabes.

Esta vida tiene muchas líneas

Encarno tantas contradicciones como si yo misma fuese muchas y una al mismo tiempo. Me habitan tantos lugares como si yo misma estuviese en todos y en ninguno al mismo tiempo; como si yo misma fuese la suma de todos los paisajes.

He querido encontrar el sentido de mi ida, pues sin sentido no hay vida que valga. Lo busco en un libro sin éxito alguno y así me paso a otro, y después otro… emprendo un viaje y me pierdo en los detalles, en eso que algunos llaman observar, trato de encontrar la salida, encuentro el sentido, y es la salida a una autopista, con sentido contrario. Yo me pregunto y me respondo, refuto mis respuestas, cambio la cuestión y me vuelvo a preguntar.


“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, dijo Cortázar. Y yo, libre como soy, gozo de plena casualidad que esta soledad me obsequia. Yo, soy la pregunta misma.