Desde que en esta casa no se puede llorar más que en la regadera, me baño hasta cinco veces al día, no hay cosa que detenga las lagrimas, no hay truco que impida el espasmo que precede al llanto.
Aprovecho la lluvia, el shampoo en los ojos, los truenos, la noche, los lentes, el sol, la basurita que trajo el viento y todo lo que lastima la sensibilidad de los ojos... y de eso me aprovecho, y de eso se trata, de todo lo que oculte la forma en que poco a poco me deshabitas...