martes, 28 de mayo de 2013

Inteligencia musical en el contexto escolar



En el pensamiento científico siempre están presentes elementos de poesía. 
La ciencia y la música actual exigen de un proceso de pensamiento homogéneo.
 Albert Einstein

Tal parece que el ritmo corporal con el que somos concebidos queda impregnado por siempre en los seres humanos, pues vivimos con el ritmo, aún desde antes de nacer, a través de los latidos del corazón de nuestra madre y otros ritmos más sutiles como la respiración, el metabolismo, las ondas cerebrales. Los humanos somos seres musicales por naturaleza; si bien no todos somos capaces de hacer música, tenemos la capacidad para sentirla y gozarla.

Me da gusto compartir a ustedes como estudiantes y futuros docentes, lo relevante que resulta usar la inteligencia musical en los alumnos, a favor de su rendimiento académico y personal.

La inteligencia musical es la capacidad de expresarse mediante formas musicales, es un tipo de inteligencia muy poco desarrollado en los sistemas educativos tradicionales, los alumnos que la evidencian se sienten atraídos por los sonidos de la naturaleza y por todo tipo de melodías. Disfrutan siguiendo el compás con el pie, golpeando o sacudiendo algún objeto rítmicamente. Una de las grandes ventajas de la música es la variabilidad para destacar momentos tristes, alegres, de humor, ambientando hechos históricos, literarios, etc. Esta estimulación puede darse en los contextos de aprendizaje, sí, dentro de la escuela.

Música para la construcción de habilidades

La música favorece el desarrollo de habilidades físicas como mecanografiar, nadar o hacer ejercicio aeróbico, porque el ritmo musical da una mayor coordinación, regularidad y velocidad a la actividad. Así mismo, se han realizado experimentos en los que asignar una nota musical a cada letra del abecedario ayuda a la mejora de la ortografía en niños con dificultades de aprendizaje de la misma, o puede servir como estimulo del hábito de lectura si las poesías e historias a leer en el aula se acompañan de melodías fácilmente recordables. Desarrollamos el sentido del ritmo en la lectura, si damos a los niños lecturas sencillas para realizar a modo de coro.

La inteligencia musical también se hace evidente en el desarrollo lingüístico, por cuanto demanda del individuo proceso mentales que involucran la categorización de referencias auditivas y su posterior asociación con preconceptos: esto es, el desarrollo de una habilidad para retener estructuras lingüísticas y asimilarlas en sus realizaciones fonéticas, ya en su micro estructura (acentuación de palabras: afijos-morfología) como en su macro estructura (entonación en realizaciones mas largas: sintaxis).

Ayuda mucho, incluso, en otras áreas ajenas a ella como matemáticas, lenguaje, e incluso historia y geografía, pues la música puede apoyar o respaldar el contexto de acontecimientos y zonas geográficas. Los alumnos pueden desarrollar, a partir de las audiciones y de una sucinta explicación de las mismas o un título de partida sugerente, numerosos cuentos o poemas mientras escuchan una pieza concreta; hay un gran potencial en la música  para el desarrollo de visualización a partir de ella. Esto permite desarrollar la imaginación y concretarlas en producciones de escritura creativa.

Cómo establecer un ámbito de aprendizaje musical

La música tiene una estrecha vinculación con las emociones: utilizándola así durante la vida escolar también proporciona un medio de expresión con ricas posibilidades y ayuda a crear un entorno emocional positivo.

Desaparecen las etiquetas de “incapaz”, de “no se le da”, que tanto dañan y que montadas en el prejuicio hacen una profecía de fracaso en el alumno; minimiza los problemas de conducta, incrementa la autoestima y el humor, desarrolla habilidades de cooperación y liderazgo, y aumenta en un buen porcentaje el conocimiento.
 
Los momentos más efectivos para el uso de música en el aula son al entrar, al realizar lectura silenciosa, durante el trabajo individual de estudio, en evaluación y transición. Además hay que seleccionar música según los objetivos como para relajar (barroca), concentrar la atención (clásica), aumentar la energía (contemporánea).

Sólo me queda decir que todos somos seres musicales, por lo que el desarrollar dicha inteligencia beneficia en el dominio de habilidades y competencias físicas y mentales; para utilizar la música existen momentos claves que uno como docente debe distinguir y buscar la música adecuada de acuerdo a los objetivos perseguidos.

Los invito a que actúen ante esta iniciativa y vivan significativamente el proceso de enseñanza-aprendizaje. Yo les aseguro que si hacen esta labor obtendrán íntegros resultados. La vibración la traemos desde cada célula que hacen toda una sinfonía en cada uno de nosotros; traslademos ese ritmo a nuestro quehacer escolar en el desarrollo de las habilidades y competencias físicas y mentales. La música es nuestra mejor aliada.
 

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