viernes, 10 de mayo de 2013

Hacia una calidad de nuestras escuelas

Los maestros somos los responsables de la educación en nuestras escuelas, el cambio cualitativo es asunto de cada una de ellas. Actualmente hay una preocupación por la calidad, y la función de la educación es crear seres humanos de calidad. Si bien se han logrado avances significativos al aumentar la matricula, disminuir el alfabetismo y elevar la escolaridad, esto se ha hecho son avances consecuentes en términos de calidad, aunado a esto una desigualdad entre países de América Latina.
Por educación de calidad se entiende que es el dominio de los códigos culturales básicos, de valores y actitudes, de resolver problemas y sobre todo, seguir aprendiendo; sin embargo la educación verdadera es la que ocurre en el interior de cada salón de clases. La sociedad y el estado nos responsabilizan de los resultados, pero lo cierto es que no todo depende de la educación, la familia y el curso de la sociedad vienen a impactar en las escuelas y es por ello que hay una incongruencia o revueltas por lo que se enseña en la escuela y lo que realmente ocurre al salir de ésta.
La calidad de la educación solo podrá mejorarse en forma real, en la medida en que se genere desde cada plantel, no sólo considerando los objetivos hacia adentro, sino también hacia afuera. Quien busca una calidad en educación, puede aplicar la filosofía de la calidad total en sus escuelas, adaptando esos fundamentos e ideas en la vida escolar. No olvidemos que la escuela es una prestadora de servicios, en nuestro caso educativo, por lo tanto no se encuentra aislada, pues depende de un sistema más amplio.
Según la filosofía es la calidad total, no se trata de hacer grandes cambios, sino de muchas pequeñas mejoras en todos los procesos, esto es posible tan solo con el deseo de mejorar, cosa que debe estar presente en todo ser humano; de lo contrario la falta de calidad representaría un problema social, porque propicia el cinismo y la frustración colectiva, la simulación de todos contra todos.



La escuela está dando una educación que consiste en sólo preparar al estudiante para subir al siguiente nivel y no para formar a un ser humano para enfrentar la vida, y esa no es la calidad que buscamos ofrecer a nuestros beneficiarios inmediatos que son los estudiantes, ni lo que esperan nuestros beneficiarios últimos que es la sociedad.




Los problemas se resuelven de raíz, el rezago escolar es para muchos el resultado de que los niños no aprenden, no ponen de su parte, son débiles mentales, pero no recapacitamos el hecho de que los maestros hacen poco por entender los problemas que tienen. Un movimiento hacia la calidad inicia con los problemas cercanos a nosotros. Cada escuela es única, la escuela típica no existe, la definen quienes en ella trabajan. Para la mejora de la calidad se comienza con priorizar un problema, identificar sus causas y movilizar el equipo para atacar de raíz estas causas; para solucionar un problema se requiere información, la información que la escuela entrega a los niveles de autoridad superiores sirve para conocer los problemas de la escuela. También debe saber cómo se encuentran los niveles de aprendizaje de sus alumnos y cómo evolucionan.
Buscar la calidad no es más que la satisfacción de nuestros beneficiarios y la mejor manera de tener en cuenta al beneficiario es hacerlo participar. En educación, no se puede entender la calidad sin una participación activa de todos ellos. Si consideramos que la escuela, comunidad y padres de familia pretenden lo mismo, estaremos de acuerdo en que el trabajo conjunto producirá más y mejores resultados. Es decir, que a pesar de que todos vemos desde diferentes perspectivas a la escuela, esperamos lo mismo: educación de calidad.
Bien lo dijo Sylvia Schmelkes, la escuela está en la comunidad y la comunidad está en la escuela; la comunidad está en la escuela, porque que el estudiante lleva sus problemas a las aulas y también está la comunidad en la escuela cuando los padres de familia se manifiestan adentro con sus expectativas, sus ideas y exigencias. Las experiencias de vinculación comunidad-escuela han demostrado que en poco tiempo, los esfuerzos en este sentido comienzan a rendir frutos. Aprenden los padres, y nosotros, como maestros, nos enriquecemos.
La calidad también requiere de liderazgo, es fácil identificar un líder, si se conocen sus características: debe ser alentador, dinámico, objetivo, debe dejar participar al equipo, sabe delegar funciones, fungir como auténtico líder, capaz de motivar, facilitar, estimular el proceso de mejoramiento de la calidad. El director debe ser capaz de desarrollar un plan, y al mismo tiempo mantener una presión coherente y constante sobre la escuela para que se lleve a cabo. El móvil fundamental del director, es satisfacer cada vez mejor las necesidades de los beneficiarios de la escuela.
Conclusiones
El principal beneficiario de la educación es, sin duda alguna, el alumno. Él es el receptor de todo esfuerzo educativo, y desde luego, de todo impulso para mejorar la calidad de la educación. El alumno es el que mejorará cualitativamente como resultado de procesos educativos mejorados. Este alumno requiere de dos tipos de servicios por parte de la escuela. Requiere de los servicios que le permitan irse desarrollando como persona pero también requiere que esos servicios le resulten útiles para su vida adulta.
El movimiento hacia una mejor calidad educativa debe partir del propósito de satisfacer al beneficiario. Para lograrlo, es necesario conocer mejor sus necesidades, sus expectativas, sus preocupaciones, sus insatisfacciones respecto al servicio que estamos ofreciendo. Toda organización también tiene beneficiarios internos. En el caso de la escuela, el ejemplo más claro del beneficiario interno es el maestro del grado siguiente, que recibirá a los alumnos del grado inmediato anterior.
La escuela no puede transformar de un instante la sociedad, pero sí puede contribuir a que la transformación sea de calidad, que se centre en la calidad de las personas, y que conduzca a una mejor calidad de vida, porque al final, la sociedad es beneficiaria también. La escuela debe definir su proceso de mejoramiento de la calidad priorizando lo que realmente aprenden los alumnos. En ello se sintetizan los requerimientos de los diversos beneficiarios de la escuela.
Efectivamente para mejorar un problema general primero debemos resolver los que están cercanos a nosotros, además no se puede generalizar en que todas las escuelas tienen los mismos problemas ya que cada una es distinta, pero pienso que no por eso signifique que se debe crear una forma diferente de atender a cada escuela lo que se podría hacer es que se puede ir adaptando de acuerdo con las necesidades de cada institución.

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