Dejando de lado el
perfil del nuevo profesor del siglo XXI, atengámonos a la manera correcta de
enseñar; educar a un joven no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer
de él algo que no existía. Ser maestro es una categoría, y su significado va
más allá de la profesión.
Cuando crecemos
tenemos que ir tomando decisiones para comenzar a formar nuestro futuro,
algunas personas deciden estudiar abogacía, medicina, arte, ingeniería,
psicología, entre otras; pero cuando tuve que tomar esa decisión decidí ser
maestra. Vale la pena ser maestra por ese contacto diario con ellos, donde das
más que clases, das tu vida, entendiendo por esto una relación que no ingrese
en el escándalo, una clase que no insulte a la pedagogía.
Para dar clases de
español dirija la atención a sus alumnos, y si esto le resulta imposible por
hacer contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en las habilidades
lingüísticas, en el lenguaje, el idioma, el español, lo que gusta, lo que
somos, eso que nos hace vibrar y nos configura. Desde la clase de español se
puede hacer vivir al educando, enamorarse de la vida, aprender para la
existencia, porque se maneja algo que es incontenible, que es torrente, el
lenguaje, que en persistente cultivo rinde los mejores frutos, como son la
confianza en uno mismo y poder expresar cada una de nuestras emociones. No son
simples imaginerías, sino producto de la práctica diaria ante el grupo de adolescentes
"reales"; actividad ardua, agotadora en momentos, con ciertos
vislumbres desilusionantes, pero nunca falsa.
Duración media para
ser maestra 30 años.
HOLA SARA, Y POR CASUALIDAD TE ENCONTRÉ.. LAURA FIGUEROA
ResponderEliminar